Voayer en el parque del Oeste.

Esta es otra de mis historias verídicas que ocurrió en tiempos pasados, tendría aproximadamente unos 23 años.
Estaba con un chico con el que me enrollaba de vez en cuando, relaciones públicas de Mondino un garito que había por esas épocas en la zona de Moncloa en Madrid.
Como otras veces tanto morreito en la disco nos puso cachondos perdidos y nos escapamos para echar un buen polvo, en un parque cercano al sitio conocido como: El parque del Oeste de Madrid.
Es un sitio donde suelen acudir muchas parejitas que tomaban la misma alternativa que mi amigo y yo y porque tenía esa fama también acudían muchos mirones.



El caso es que estábamos allí tirados en la hierva, concretamente estaba comiéndole la polla a mi amigo, cuando entre los matorrales descubrí escondido a uno de estos mirones.
Me llamo la atención que era un muchacho joven y pensé: joder y este no se puede buscar una con la que hacer esto mismo, en vez de simplemente mirar.
Mi amigo no se había percatado, estaba absorto en su propio placer, mientras yo me planteaba estas preguntas, sin dejar de tragar polla.
El mirón sabía que yo le había visto, pero no se meneaba de allí, lo que sin embargo si meneaba y bien, era su polla, que tenía atrapada en su mano con la que apretaba fuertemente.
Le dije a mi amigo: hay un voyuer, y el giro su cabeza para mirarlo y exclamo: déjalo que disfrute.
Pensé: ¿disfrutar? Este disfrutaría más estando aquí y uniéndose a la fiesta, más que por el mero hecho de mirar.
Así que ni corta ni perezosa le llame con un: chisss…chisss, seguido de un: ehh! tú, ven aquí hombre, no te escondas, ven a verlo de cerca.
Mi amigo se hecho a reír diciendo: jajaja eres la polla tía, no te cortas ni con un hacha, cabrona… mientras me levantaba el vestidito y desgarraba los pantys de red que llevaba, justo por la parte de mi entrepierna, para meter sus dedos en mi conejo caliente.
Jajaja yo me reía, mientras seguía llamando al chico: venga, no seas bobo, ven aquí y mira desde donde puedas ver mi coño bien abierto.
Pensé que se largaría cortado, pero el mamon se acerco a nosotros y dijo: tienes un culo divino.
Yo estaba puesta a cuatro patas sobre la hierba, mientras mi amigo me hundía los dedos en el coño, apartando ligeramente mi tanga. Y entonces le conteste: sí, pues ven y lámelo como un perro.
Mi amigo movía la cabeza a sendos lados, intentando controlar la risa como diciendo: lo que digo, que eres la polla.
Se arrodillo detrás de mí mirando a mi amigo como pidiendo permiso a lo que este contesto con un gesto con su mano y su cara, como queriendo expresar un: Vamos, adelante, haz lo que te dice.
El mironcito metió su cabeza entre las cachas de mi culo y empezó a lamer despacio toda mi raja, de abajo a arriba. Umm … y no lo hacía nada mal, claro que con tanta ropa de por medio.
Así que, me bajé las medias y el tanga, dejando mi culo desnudo y abriéndolo bien para que pudiera lamerlo a conciencia.
Cosa que el no desaprovecho en absoluto y me estuvo lamiendo entera un buen rato hasta que estaba tan cochonda que le dije a mi amigo: Túmbate ahí que te voy a montar, como a un pura sangre.
El se tumbo en la hierba y yo me coloqué sobre el, sentándome sobre su polla , mientras observaba satisfecha la cara de gusto que ponía al sentirla introduciéndose en mi.La polla de mi amigo se enterró de una lentamente hasta el fondo de mi coño.
Mientras le decía al mirón: Y tú ven aquí, quiero comerte la polla.
Aquel chaval se coloco frente a mi boca abierta y deseosa de rabo duro y yo me la tragué toda, mientras movía mi culito arriba y abajo, dándole gusto a mi chocho.
En aquellas épocas no existía el maldito sida y como tomaba las pastillas podía follar a destajo sin miedo a nada y así lo hacía.
La polla de aquel muchacho no soporto mi boquita caliente, ni las profundas tragadas que mi garganta le propinaba y se derritió en mi boca en menos que canta un gallo.
Llenando con su esperma toda mi boca, que se me salía por la comisura de los labios.Y que tragué toda, relamiendo incluso las que goteaban de su capullo.
Ufff… aquello me puso tan caliente, que me volví, cambiando de posición sobre la polla de mi amigo y poniéndome esta vez de espaladas a él, con las piernas bien abiertas y llamando al mirón, para ordenarle: mastúrbame el clítoris, mientras subo y bajo, ya que yo tenía mis manos apoyadas en la hierba y me servían para sostenerme y poder follarme a mi amigo fuertemente.
El obedeció al instante y también cuando le pedí que me sacará las tetas por el escote de mi vestido que era de licra negro, ajustado, bien escotado y muy cortito.
Aquellas dos botaban como locas arriba y abajo con cada penetración salvaje.
Incluso me las lamía mientras no dejaba de masturbarme clitorialmente y entonces me corrí soltando mi caldito sobre los cojones y los muslos de mi amigo que estaba justo debajo.
Esté al sentirlo, pensó que ya había aguantado bastante y me agarró fuertemente por las caderas, para embestirme duramente moviendo su pelvis con fuerza hasta llenarme el coñito con su leche caliente, la cual se me salía de dentro, chorreando por entre los labios vaginales.
Me baje de encima de mi amigo y tumbándome sobre la hierba de nuevo, bien espatarrada, le dije al mirón: límpiame el coñito con tu lengua y el se paso un buen rato lamiendo mi coño y limpiando bien como un buen perrito al que le dieran a lamer leche condensada. Ummm… eso tengo que probarlo, algún día.

Sonia Rox

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el primer relato que te leo, y me ha gustado, de echo empiezo con la lectura de otro.

marco dijo...

eres una caxonda en toda regla.Si a un sigues siendo igual de caxonda localizame y te follo como una verdadera perra.Besos humedos