Encuentros de sumisión.

Tony era mi última adquisición en mi colección de amantes fijos en plantilla.

Lo conocí vía online en algún chat y decidí quedar con él porque aparte de ser un morenazo, de 29 años de cuerpo atlético y bastante atractivo. Era extremadamente pícaro y muy divertido, lo cual hacía constancia de una inteligencia más que evidente.
Pero sobre todo lo que más me atrajo fue el hecho de saber que tenía en su capullo un piercing en forma de aro bastante grande, me picaba la curiosidad de probar que se sentía cuando te follaban con semejante artilugio.
Desde la primera cita demostró ser todo un maestro, experto en las artes amatorias y a consecuencia de esto poco a poco me fui empollando con él.
Siempre venía mi casa ya que yo vivía sola en un precioso apartamento en la zona centro de Madrid, pero una noche decidimos salir por allí cenar, ya que aquella era una zona típica de tapeo y a tomar unas copas, como yo le contaba que salía por locales de intercambios de parejas, me pidió que le llevara a conocer el ambiente liberal, decidimos ir a ENCUENTROS, yo solía frecuentar este lugar con otro de mis chicos en plantilla, que fue quien me los dio a conocer.
Llegamos al sitio en cuestión y tras dejar los abrigos en el ropero y pagar la entrada con la que te dan dos copas, nos dirigimos a la barra para pedir la primera y una vez que la teníamos, con ella en mano nos adentramos por los oscuros pasillos para enseñarle las estancias del local. Hay un cuartito pequeño y oscuro con un sillón colgante de cuero y cadenas muy sado, con grilletes para amarrarse de pies y manos.
La salita estaba vacía y nada más entrar yo me senté sobre aquel pequeño trozo de piel
Agarrándome a las cadenas y columpiándome de una manera muy sugerente.
Tony dio un par de vueltas a mí alrededor lentamente, mirándome como ideando un plan, y a continuación exclamo: Te sienta muy bien, pero estarías mucho mejor desnuda sobre él.
Muéstrame el modelito de ropa interior sexy que seguro te has colocado esta noche para mi y provocarme como solo tu sabes.
Así que demostrando mi obediencia y mi afán por satisfacerle, me bajé al suelo y me fui quitando la ropa despacio, era en verano, así que solo llevaba un vestido negro y un conjuntito de ropa interior negra con puntillitas y lacitos rosas, me lo quite lentamente, mostrándole bien toda la estupenda mercancía que tenía para ofrecerle.
A la que él echaba mano, demostrando su claro sentimiento de dominio sobre mí.
Me magreaba lascivamente las tetas, propinaba fuertes y sonoras cachetadas a mis nalgas y sabeteaba mi chochito cogiendolo a manos llenas, introduciendo en mi vagina cuantos dedos se le antojaba.
Una vez que estaba desnuda totalmente y únicamente calzada con unas sandalias negras con tacón de aguja, me sentó en el columpio y me ató las muñecas y los tobillos con los correajes, dejando mis orificios expuestos totalmente con mis piernas flexionadas y bien abiertas.
Y exclamo: Me estoy meando, ¿Qué prefieres que lo haga en tu boca ó que vaya al baño, dejándote atadita aquí como una buena perra, esperando a su AMO?
Me invadió de inmediato una sutil sensación de miedo, pues sabía que atada así estaría a disposición de cualquiera que pasara por allí, mientras él no estuviera.
Pero no quise demostrárselo y dije simplemente: no tardes.
A lo que él sonriendo contestó: No te preocupes perrita mía, volveré… Tú solo pórtate bien, mientras yo no estoy, demuestra lo buena perra que eres y lo bien amaestrada que te tengo.
Y desapareció tras rebasar la cortina de la entrada.
Rápidamente mis temores se hicieron realidad, y aparecieron dos tipos, diciendo:
Vamos a ver, que tenemos por aquí…uhh… vaya preciosidad… mirándome con lascivia y rodeándome lentamente se acercaron y directamente comenzaron a tocar mis pechos y mi rajita, uno de ellos se colocó tras de mí y amarrando fuertemente mi cabello, hasta obligándome a girar hacia un lado mi cabeza, me susurro al oído que quedaba expuesto: Tu dueño nos ha dado permiso para usarte.
Dicho esto el que estaba más abajo, toqueteando mi conejo, se colocó un preservativo y sin mediar palabra, enterró su polla en mi coñito de un solo empujón, a pesar de que no estaba aún muy lubricado, por lo que entró ejerciendo cierta presión, lo que le provocó un gusto extremo que demostró con un hhaaahhhh que coñito tan estrecho.
El otro me agarro la nariz taponándola, para obligarme a abrir la boca y estirando mi cabeza hacía atrás me clavó profundamente su polla en la garganta., meneando bruscamente su pelvis para follarme fuertemente la boca.
Pronto entró un tercero y seguidamente otros dos hombres y después otro y otro más.
En un momento había alrededor del columpio siete tíos, magreándome toda, que se fueron turnando para follarme la boca y el coño, he incluso el culito.
Los únicos sonidos que se escuchaban eran las que producían mis juguitos al ser penetrada por el coño que ya empezaba a lubricarse en exceso y los que mi garganta emitía tragando profundamente.
También se escuchaba de vez en cuando alguna palmada que ejercían sobre mis tetas y sobre mi clítoris que estaba muy sensible por la estimulación que ejercían sobre el todas esas manos que me frotaban el coñito. Mientras me follaban duro el culo.
Fui follada salvajemente y sin descanso, durante más de una hora por esos siete hombres que me usaban insistentemente a su antojo y que al intercalarse retrasaban su eyaculación por tiempo ilimitado. Todos mis agujeros estaban abiertos de par en par, siendo disfrutados por pollas de diferentes tamaños, que se introducían en mis dos orificios alternándose constantemente y que me usaban a ritmos distintos provocándome varios orgasmos con corridas enormes, obligándome a chorrear como si me estuviera meando del gusto.
Tony seguía sin venir y de repente apareció con dos tías amarradas a su cintura, una en cada uno de sus brazos, diciendo: Mira por que dos hembras te he cambiado, me van a comer la polla a dos lenguas y se colocó en un punto en el que yo pudiera ver como esas dos le zampaban el rabo intercalándose y merendándoselo compartiéndolo perfectamente.
No solo me estaba sometiendo físicamente al dejarme al libre uso de cualquiera que pasará por allí, si no que además me menospreciaba al preferir las bocas de esas dos desconocidas antes que la mía, que tanto deseaba saborear su capullo de acero.
Me estaba empezando a enfadar y me daban ganas de revelarme, pero no quería parecer una niña con pataleta, así que tragué y aguante estoicamente viendo como ellas disfrutaban de una manera evidente del sabor de aquel piercing insertado en su miembro.
Mientras yo seguía siendo azotada por manos que impartían a mi clítoris fuertes cachetadas, que me hacían estremecer con la mezcla de placer y dolor, así como mis dos peras que también se llevaron lo suyo y fueron succionadas, mordisqueadas, manoseadas y pellizcadas por muchos dedos que retorcían mis pezones constantemente, mientras mi coñito chorreaba una y otra vez produciendo un charco debajo de mi más que era evidente a pesar de la oscuridad del lugar.
Y llegando a sucesivos orgasmos brutales tanto anales, como clitoriales, como vaginales.
Hasta que aquellas dos lenguas viperinas consiguieron sacarle la leche a mí rabo preferido, que se acerco a mi boca diciendo: muy bien has sido una buena perra y por eso voy a darte tu premio, abre la boca y bebe de mi polla la leche caliente que tengo para ti.
Yo obedecí al instante, abriendo mi boca cuanto pude y sacando mi lengua para que los chorretones de su semen la decoraran, llenando mi garganta y saboreando con gusto su lefa, relamiendo lo que goteaba de su capullo que él exprimía con sus dedos, sacudiendo su polla sobre mi lengua y limpiándola al restregármela por los labios.
Después de esto dio dos palmadas bien sonoras y dijo con un tono de voz alto y claro: Señores… se acabo la fiesta, todos abandonaron la salita en silencio y mientra él me desataba le pregunte dolida: ¿Te han gustado esas dos lenguas, más que la mía, bicho malo?
A lo que el contesto echándose a reír: cariño… no hay nadie en el mundo que sepa comerse una polla mejor que tú, ni siquiera la mejor de las profesionales te podría superar.
Pero… ¿a que a sido morboso?… ¿no me dirás que no has disfrutado?, mira que charco has dejado en el suelo, anda vamos a por una copa que tienes que reponer líquidos.
Espera quiero lavarme antes dije yo, no, respondió él, explicando: déjalo, ahora te lavaré yo, todos se han puesto gomas, así que lo único que hay ahí, son los restos de tus corridas que pienso lamer despacito para compensar con caricias de mi lengua todo el sufrimiento que te han propinado esos bárbaros.. y soltando una carcajada me tomo de la mano y me saco de allí en dirección a la barra.

Sonia Rox.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Como puedo contactar contigo por privado